Las empresas recurren cada vez más al marketing viral, que consiste en explotar las redes sociales para incrementar sus productos. Esta modalidad tiene un costo bajo en relación a las campañas tradicionales pero la crítica es instantánea.
Como se sabe, la Web no es un lugar decididamente apacible. La crítica, a veces implacable, suele aflorar sin límites. Si no, que lo diga United Airlines. En 2008, empleados de la aerolínea que cargaban equipajes no fueron muy cuidadosos con la guitarra "Taylor" de Dave Carroll. El músico, al ver su guitarra favorita de 3.500 euros destrozada, comenzó a hacer las quejas correspondientes. Después de varios meses de deambular sin una respuesta efectiva, se vengó publicando en la Web un video, al que llamó "United Break Guitars", donde contaba su odisea. Y fue furor.
En la Web se expresa todo, bien o mal, de una manera directa. Pero más allá de las críticas o los elogios, de las voces a favor o en contra de una empresa o un producto, lo innegable es que genera vínculos sólidos. Las agencias de publicidad vieron esa veta y están apuntando allí para establecer nuevos sistemas de difusión que les permita multiplicar el mensaje de sus clientes y así lograr lo que llaman "viralidad".
La expresión "marketing viral" se utiliza para definir una técnica que busca explotar redes sociales y otros medios electrónicos con la intención de incrementar en forma geométrica el conocimiento y el consumo de un producto y una marca. Es una analogía de los procesos de autorreplicación de los virus informáticos. El "boca a boca" tradicional, pero llevado a un nivel exponencial.
La idea básica es que la gente comparta contenidos sobre un producto a través de foros o fanpages. En general, los anuncios virales se presentan con la forma de juegos interactivos, videclips o textos divertidos. Cuenta con cierta facilidad de ejecución y tiene un costo bajo en relación a las campañas tradicionales.
Facebook, Twitter y algunas otras comunidades virtuales actúan como cajas de resonancia de los productos que se animan a lanzarse allí. Llevar la marca a los foros, y ver qué pasa, se transformó en un desafío que suele tener buenos frutos. "La gente se suele enganchar con el producto en un foro, en una conversación, porque lo ven más cerca", apunta Leandro Zanoni, director de Tercerclick. Claro que no es tan fácil convencer al cliente: "Al principio los anunciantes tienen mucho miedo a las críticas, pero después se relajan y aceptan lo que viene".
Con la Web cambió el concepto de publicidad, hubo un cambio de paradigma. "El marketing tradicional ya no es efectivo dentro de las nuevas reglas que impone la Web; los individuos, como usuarios en Internet, se transformaron en una marca, en un medio que tiene mayor influencia en sus contactos que cualquier otro medio", dice Sebastián Almada (Tercerclick), y remata: "Influye más que un contacto propio diga que probó tal producto y que lo recomienda, que ver una publicidad de una marca".
Fuente: Clarin