El 2025 marcó un punto de inflexión para la industria publicitaria y de medios en la Argentina, con un cambio de paradigma que puso en el centro la relevancia, la eficiencia y la capacidad de adaptación como condiciones indispensables para generar valor sostenible. Por Maximiliano Sastre, Director Comercial de Clarín.
Por Maximiliano Sastre, Director Comercial de Clarín
El 2025 quedará registrado como un año bisagra para la industria publicitaria y de medios en la Argentina. No solo por los cambios en las condiciones de mercado, sino porque marcó el cierre de un ciclo en el que muchas de las reglas que durante años ordenaron la inversión publicitaria dejaron de ser efectivas. En este nuevo escenario,
la capacidad de adaptación dejó de ser una ventaja competitiva para convertirse en una condición indispensable de supervivencia.
Durante mucho tiempo, la industria operó bajo un esquema que permitía compensar desajustes estructurales a partir de variables externas al negocio. Ese modelo hoy perdió vigencia.
El mercado exige coherencia entre propuesta de valor, resultados y demanda real, y empuja a anunciantes y medios a repensar cómo se invierte, cómo se vende y cómo se construye valor. Así, 2025 marcó el inicio de una migración más consciente hacia un modelo de
alta eficiencia, donde cada peso invertido debe demostrar impacto real, medible y sostenible en el tiempo, abriendo oportunidades para quienes supieron leer el cambio a tiempo.
Uno de los grandes protagonistas del año fue el crecimiento sostenido del consumo audiovisual. Los formatos de video y las experiencias multiplataforma se consolidaron como herramientas clave para conectar con las audiencias, aunque con una exigencia nueva:
ya no alcanza con estar presente, es necesario ser relevante. Las marcas que lograron personalizar sus mensajes y adaptarlos al contexto y a los intereses específicos de cada audiencia fueron las que obtuvieron mejores resultados.
La tecnología fue otro de los ejes centrales. La integración de inteligencia artificial en los procesos comerciales y en la personalización de campañas dejó de ser una promesa para transformarse en una realidad concreta. Sin embargo, este avance también plantea un desafío estratégico:
cómo preservar el valor diferencial de la creatividad humana en un entorno cada vez más automatizado. La respuesta, lejos de ser binaria, está en la combinación virtuosa entre tecnología y talento creativo.
Automatizar para optimizar, crear para diferenciar.
En paralelo, en un escenario marcado por la fragmentación de audiencias y la desinformación, las marcas periodísticas recuperaron un rol protagónico. La confianza, la trazabilidad y la calidad editorial se consolidaron como activos estratégicos para los anunciantes, que buscan entornos seguros y audiencias genuinas. En este sentido, los medios con marcas fuertes y audiencias fieles volvieron a ocupar un lugar central dentro de las estrategias publicitarias.
Entonces, ¿qué aprendizajes deja 2025? Quizás el más relevante sea que la eficiencia y la innovación no solo no se contradicen, sino que se potencian.
También queda claro que la relevancia será la moneda más valiosa de cara a 2026. Sin embargo, persiste un desafío pendiente:
la evolución de los sistemas de medición. Hoy contamos con métricas muy eficaces para medir volumen, pero todavía insuficientes para capturar la calidad en todas sus dimensiones. En un modelo que prioriza la eficiencia, esta brecha se vuelve crítica.
En
Clarín venimos trabajando activamente sobre este punto, apoyándonos en nuestra posición como medio líder global de habla hispana en suscripciones. Esta fortaleza nos permite construir un mapeo profundo e inédito del comportamiento de nuestra audiencia y de su potencial comercial, con un nivel de trazabilidad difícil de replicar en otros entornos. Ese conocimiento es la base sobre la cual estamos desarrollando nuevas soluciones de segmentación avanzada y métricas de calidad más alineadas con los objetivos reales de las marcas.
De cara a 2026, las tendencias globales anticipan una mayor automatización, modelos híbridos de monetización y experiencias cada vez más inmersivas impulsadas por inteligencia artificial. En
Clarín, los proyectos para el próximo año estarán enfocados en profundizar esta transformación, liderando la integración tecnológica y ofreciendo a los anunciantes herramientas que les permitan conectar con las audiencias de manera más inteligente, eficiente y relevante.
El desafío que se abre no será solo el de adaptarse al cambio, sino el de anticiparlo. En un ecosistema que evoluciona a velocidad exponencial, la diferencia la marcarán quienes logren combinar datos, tecnología y creatividad con una visión estratégica clara. Ese es el camino que elegimos transitar.