Los cambios en los subsidios y tarifas energéticas impulsan a empresas y PyMEs a replantear su gestión del consumo, con mayor foco en eficiencia, autogeneración y planificación para sostener la competitividad en un escenario de transición energética gradual.
La reconfiguración de los subsidios energéticos y el avance de la infraestructura gasífera están redefiniendo el escenario operativo para industrias y comercios. Con los ajustes recientes, la estructura de costos cambió de manera significativa y, en varios sectores, la energía pasó a tener un peso mayor dentro del total de gastos. Este cambio llevó a muchas organizaciones a revisar consumos, analizar alternativas de eficiencia y evaluar soluciones de generación distribuida para mejorar su competitividad.
A partir de estas variaciones tarifarias, la gestión energética comenzó a integrar de manera más sistemática la planificación empresarial. En especial entre PyMEs e industrias del mercado medio, se observa un mayor interés por identificar oportunidades de optimización y reducir la exposición a escenarios de volatilidad futura, un proceso que también aceleró la preocupación por la eficiencia y habilitó el análisis de nuevas estrategias para sostener la competitividad.
En ese contexto, comenzó a tomar relevancia el Programa de Reconversión y Eficiencia Energética, firmado entre la Secretaría de Energía de la Nación y el Banco de la Nación Argentina (BNA). La iniciativa permite a las empresas invertir en equipamiento de bajo consumo, termotanques solares y paneles fotovoltaicos, promoviendo la autogeneración o la reducción de demanda. Para muchas organizaciones, estas herramientas constituyen una primera vía concreta para mejorar la eficiencia y contener costos.
"Argentina se encuentra en un proceso de repensar el consumo de energía y de reaprendizaje. Se buscan alternativas para reducir el uso de energía y la sociedad demanda una producción más amigable con el medioambiente", destaca
Gabriel Righini, Socio de Auditoría y Referente de Energía y Recursos Naturales de Grant Thornton Argentina.
Más infraestructura, misma matriz
Durante 2024 también avanzaron obras destinadas a fortalecer el abastecimiento. Entre ellas, la habilitación de tres plantas compresoras del Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno (ex Gasoducto Presidente Néstor Kirchner), que incrementan la capacidad de transporte desde Vaca Muerta y permiten sustituir combustibles importados por gas natural en generación eléctrica.
Si bien estas mejoras aportan previsibilidad en el corto plazo, reflejan que la matriz energética continúa sosteniéndose principalmente en combustibles fósiles.
"En el país aún se sigue apostando por los combustibles fósiles como principales generadores de energía", afirma
Estanislao de León, también Socio de Auditoría y Referente del sector en Grant Thornton Argentina.
"Si bien hay proyectos de energía renovable, todavía el foco está en Vaca Muerta. Prueba de ello son las primeras presentaciones al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI): de seis proyectos, solo uno corresponde a fuentes renovables".
La transición energética y sus desafíos
Una expansión acelerada de energías renovables no implica, en el corto o mediano plazo, una reducción inmediata de costos. La infraestructura actual del país aún no permite abastecer plenamente la demanda y será necesario un proceso gradual de ampliación y modernización. A más largo plazo, la mayor vida útil de las instalaciones renovables frente a los yacimientos hidrocarburíferos podría mejorar la competitividad del sistema y generar un horizonte más estable para las inversiones.
Los especialistas señalan que la transición energética traerá períodos de volatilidad de precios, por lo que contar con un plan de uso eficiente será clave para que las empresas ganen previsibilidad y aprovechen momentos de estabilidad tarifaria.
Oportunidades que ya existen
La posibilidad de reducir costos no depende únicamente de un cambio estructural de matriz. Argentina cuenta hoy con un marco regulatorio que incentiva el consumo responsable y por la autogeneración.
La Ley Nacional de Generación Distribuida 27.424 "Régimen de Fomento a la Generación Distribuida de Energía Renovable Integrada a la Red Eléctrica Pública" permite que comercios, industrias y usuarios residenciales produzcan energía renovable para su propio consumo e inyecten excedentes a la red. Quienes se convierten en "usuario generador" acceden a certificados de crédito fiscal, créditos, garantías e incentivos para incorporar sistemas renovables.
"Nuestro país cuenta con herramientas que estimulan la eficiencia y la producción distribuida. Esto no solo reduce los costos empresariales, sino que genera un impacto ambiental y social positivo", subraya Righini.
Actualmente, empresas e industrias de 16 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires pueden acceder a estos beneficios, aprovechando las condiciones favorables que ofrece el país para fuentes solares, hidroeléctricas, eólicas y de biomasa.
No obstante, estas transformaciones requieren tiempo, inversión y continuidad de políticas públicas que acompañen la evolución tecnológica y el desarrollo del sector.