La consultora participó del encuentro tecnológico más importante de Argentina con una propuesta disruptiva: mostrar antes de prometer. Su metodología de sprints cortos y pruebas de concepto desafía el modelo tradicional de consultoría y apunta a resolver el problema que frena al 74% de las empresas latinoamericanas: no logran escalar sus iniciativas de IA más allá de proyectos piloto.
La presencia de RESTART en SAIAConf, el principal encuentro argentino dedicado a inteligencia artificial, ciencia de datos y automatización inteligente, no fue casualidad. Mientras el evento reunía a referentes del sector público, privado y académico para debatir sobre el futuro de la IA, esta consultora llegó con una respuesta concreta a la pregunta que domina las salas de directorio: ¿cómo implementar inteligencia artificial que realmente funcione?
"La inteligencia artificial no es solo un cambio de paradigma: es una nueva forma de intervenir procesos. Para que genere impacto real, las compañías tienen que volver a mirar sus subprocesos, identificar dónde hay fricción y definir los KPI que quieren mejorar. Recién entonces la tecnología puede hacer la diferencia", explica
Julián Ercolessi, Director Comercial de RESTART. Esa idea de "recomenzar" —que da nombre a la compañía— no implica partir de cero, sino revisar lo existente con una mirada estratégica donde la IA funcional no busca reemplazar procesos, sino intervenir con precisión, escalabilidad y sentido de negocio.
El problema que nadie resuelve
Los números son contundentes. Según McKinsey, el 78% de las organizaciones ya utiliza IA en al menos una función de negocio. En Argentina, ese porcentaje llega al 81%. Sin embargo, Boston Consulting Group advierte que el 74% de las empresas latinoamericanas enfrenta dificultades para alcanzar valor real con sus iniciativas de inteligencia artificial. La mayoría se queda en pruebas piloto, sin lograr impacto sostenido.
"Las compañías quieren implementar IA, pero no saben qué pedir ni cómo hacerlo. Quieren IA ya y la quieren funcionando. Pero no tienen claro qué proceso intervenir ni cómo medir el impacto", resume
Hernán Mazzeo, CTO de RESTART. El diagnóstico es preciso: existe una brecha entre la adopción inicial y la escalabilidad real, y esa brecha no es tecnológica sino metodológica.
La propuesta de RESTART se diferencia del modelo tradicional de consultoría tecnológica en un punto clave: no entregan ningún proyecto sin que el cliente vea primero lo que va a terminar teniendo implementado. "
Nuestra metodología tiene seis pasos. Lo que hacemos diferente es que no entregamos ningún proyecto sin que antes veas lo que vas a terminar teniendo implementado, en sprints muy cortos. En una software factory podés esperar seis meses para ver un resultado. Nosotros, en 15 días, te mostramos la funcionalidad", detalla Mazzeo.
La metodología como diferencial
El proceso arranca con el Discovery: entender cuál es el proceso de negocio a intervenir. "
No se trata de aplicar IA porque está de moda. Se trata de entender qué proceso tiene sentido intervenir, y cómo hacerlo de forma funcional", insiste el CTO. Luego viene el documento de expectativas, donde se plasma lo conversado para evitar sorpresas. La tercera etapa es el diseño, momento clave donde se define cómo resolver e intervenir tecnológicamente el proceso. Finalmente, llega la propuesta técnica y comercial.
El corazón de este abordaje tiene dos componentes distintivos: la POC (prueba de concepto) y el IARC (IA Readiness Check). Con la POC muestran exactamente lo que el cliente va a terminar implementando. El IARC evalúa si la empresa está realmente lista para aplicar inteligencia artificial: analiza la adopción, el cambio cultural, la decisión organizacional y, sobre todo, la calidad de los datos. "
La inteligencia artificial es dato procesado. Si el dato es malo, lo único que hacés es amplificar ese error", advierte Mazzeo.
Esta aproximación quirúrgica permite a RESTART trabajar de manera transversal a distintas industrias.
De la productividad personal a la corporativa
La distinción que propone RESTART es conceptual pero con consecuencias prácticas. La diferencia está en el tipo de impacto que genera. Una herramienta de IA personal puede ayudar a un empleado a entregar su trabajo más rápido, pero eso no necesariamente modifica el resultado final de la compañía. En cambio, cuando se intervienen procesos como facturación, atención al cliente o gestión de stock, el impacto es directo, medible y escalable.
Los casos de implementación lo demuestran. RESTART desarrolló un bot conversacional para una empresa de encuestas que debía obtener tres respuestas específicas de cada persona. "
Al hacerlo más dinámico y natural, se redujo el corte de llamadas y aumentó la calidad de las respuestas. Antes solo quedaban registradas las opciones seleccionadas; ahora queda toda la conversación", detalla Ercolessi. Esa misma capacidad se aplicó luego a un agente de cobranzas en una empresa de telecomunicaciones que realizaba llamadas salientes a clientes con deudas. "
A simple vista parecen dos usos totalmente distintos, pero en el fondo son muy similares: la capacidad conversacional aplicada a distintos procesos."
El factor humano en la ecuación tecnológica
Más allá de la tecnología, RESTART identifica tres variables fundamentales: adopción, cambio cultural y cambio organizacional. Son capacidades humanas y sociales que definen el éxito de cualquier proyecto. "
El 70% de los proyectos de inteligencia artificial fracasa cuando no hay adopción", advierte Mazzeo.
"Y esa adopción se genera cuando arrancás con proyectos chicos, que tienen impacto real y medible en la compañía. Eso permite escalar."
La empresa nació en 2023 como spin-off del grupo accionario de IPLAN, con inicio de operaciones en 2024, en pleno auge de la IA generativa, cuando muchas compañías querían "dos kilos de IA" sin saber para qué. "
El hype fue tan alto que muchas compañías se metieron en proyectos sin estrategia, sin datos, sin cultura organizacional. Y fracasaron. Se pensó que lo que iba a pasar en 30 segundos iba a cambiar todo. Pero no. Hay que construir primero la casa antes de pintar las paredes", reflexiona el CTO.
Hoy el escenario es distinto. "
Estamos en una meseta más lógica, donde las empresas entienden que esto no es magia. Que hay que trabajar sobre procesos, sobre datos, sobre cultura organizacional. Que la IA no reemplaza personas, pero sí va a hacer que alguien que la use reemplace a alguien que no la usa."
La participación en SAIAConf condensó el posicionamiento estratégico de RESTART: la inteligencia artificial funcional como respuesta a la frustración generalizada con proyectos que no escalan. En un ecosistema donde el 87% de las PYMEs argentinas que adoptaron IA reportan mejoras de productividad del 43% en promedio, pero donde persisten barreras como la falta de talento especializado y la dificultad para identificar procesos automatizables, la propuesta de acompañamiento estratégico con resultados visibles en semanas encuentra un terreno fértil.
"La IA funcional es romper con el modelo tradicional de consultoría. Es entender el modelo de negocio, intervenirlo con tecnología y hacerlo evolucionar. Es productividad corporativa, no personal. Es estrategia con tecnología", concluye Mazzeo.
Una visión que, en un evento dedicado a debatir el futuro de la inteligencia artificial, posiciona a RESTART no como una empresa que promete transformación, sino como una que la está ejecutando, un sprint de 15 días a la vez.