Zendera identificó los cuatro grandes desafíos que atravesarán a las empresas familiares argentinas en 2026: el agotamiento del fundador, el rol renovado de la siguiente generación, la necesidad de mediación en conversaciones clave y la profesionalización impulsada por la inteligencia artificial.
Zendera, firma con más de cuatro décadas de trayectoria y un equipo de 30 consultores expertos en el desarrollo de empresas familiares, presentó las tendencias que marcarán la agenda de 2026 en un segmento que reúne a más del 90% de las organizaciones productivas del país.
A partir del trabajo de campo con clientes de diversos sectores y del diálogo cotidiano con dueños, directores, líderes y miembros de familias empresarias, el equipo de
Zendera anticipa que el próximo año estará atravesado por cambios profundos en la forma de organizar equipos, tomar decisiones y proyectar la continuidad de las compañías. Todo esto en un contexto de transformación acelerada por la adopción de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial y sus agentes de automatización.
Las cuatro tendencias centrales destacadas por Zendera
1) El agotamiento del fundador y la urgencia por descentralizar la toma de decisiones
Zendera detecta que muchos fundadores llegan a 2026 con signos claros de desgaste emocional y cognitivo, después de años de exigencias intensas y contextos cambiantes. Esta disminución de energía no se traduce necesariamente en falta de capacidad, pero sí en una menor disposición para sostener la velocidad actual del negocio.
Este fenómeno obliga a revisar la estructura de decisiones dentro de la empresa. Es cada vez más evidente la necesidad de profundizar una descentralización real, donde equipos preparados y formados asuman responsabilidades concretas sin sobrecargar al líder. La empresa familiar se enfrenta al desafío de conservar coherencia y rumbo sin exigir al fundador un nivel de presencia que ya no es sano ni sostenible.
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Por primera vez vemos líderes que desean continuar, pero no desde el esquema tradicional de control que mantuvieron durante décadas. La energía del fundador se convierte en un recurso valioso que debe ser cuidado de manera estratégica”, señala
Martín Quirós, socio de
Zendera.
2) La nueva participación de la siguiente generación
En paralelo, las nuevas generaciones manifiestan un interés creciente por participar en el futuro de la empresa, aunque desde modelos de rol distintos a los de sus padres y madres. No buscan replicar esquemas basados en jornadas interminables, hipercontrol o cargas individuales desproporcionadas.
Prefieren aportar desde un marco profesional, con responsabilidades claras y espacios de desarrollo propios. Esto obliga a revisar las expectativas mutuas y a diseñar caminos de participación más amplios, donde la continuidad no se sostenga únicamente sobre la figura de un sucesor tradicional, sino sobre una distribución más equilibrada de funciones, aportes y liderazgos.
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Las herencias automáticas ya no alcanzan. La nueva generación quiere formar parte, pero desde un lugar que respete su identidad, sus capacidades y su propio estilo de liderazgo”, afirman desde
Zendera.
3) La creciente necesidad de acompañamiento en conversaciones familiares decisivas
Otra tendencia en ascenso es la dificultad que encuentran muchas familias empresarias para sostener conversaciones críticas dentro del ámbito privado. El fundador, consciente de los límites de su energía y del impacto emocional de cada decisión, recurre cada vez más a terceros para ordenar expectativas, comunicar límites o resolver tensiones internas.
Las conversaciones pospuestas durante años —sobre roles, incorporación de hijos, retiro parcial del fundador o reorganización del mando— comienzan a requerir acompañamiento profesional para poder concretarse con claridad y evitar daños en la convivencia familiar.
En palabras de la consultora: “
La continuidad no se define solo en los números o en la estructura. Se define en la calidad de las conversaciones que la familia puede sostener. Y en muchos casos, esas conversaciones ya no pueden darse sin una mediación responsable”.
4) Profesionalización obligada y discernimiento real sobre el uso de la inteligencia artificial
La profesionalización deja de ser un objetivo deseable y pasa a ser una necesidad ineludible para responder a un mercado que avanza más rápido que la estructura de muchas pymes familiares. La exigencia de los clientes, la velocidad de respuesta y la precisión de los procesos requieren un salto cualitativo que ya no puede postergarse.
En este contexto,
Zendera subraya la importancia de dejar atrás el discurso abstracto sobre inteligencia artificial. Para 2026, ya no alcanza con “hablar del tema” ni promover su uso individual en tareas aisladas. El desafío consiste en discernir con precisión dónde esta tecnología aporta valor concreto y en qué procesos específicos puede generar mejoras reales dentro de la organización.
Las empresas familiares deberán evaluar, decidir e implementar herramientas que optimicen operaciones, mejoren la calidad del servicio, aceleren la toma de decisiones y reduzcan errores. La incorporación de inteligencia artificial se vuelve un ejercicio de criterio y coherencia, y no de moda tecnológica.
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El foco ya no está en incorporar tecnología porque otros lo hacen, sino en decidir dónde aporta valor, dónde no, y cómo implementarla de manera efectiva para fortalecer el negocio”, remarca
Hernán de la Riva, socio de Zendera.
Estas tendencias fueron presentadas y analizadas en la última edición de
Jornadas Pymes, ante más de 3.000 asistentes de toda América Latina. Los contenidos y charlas del encuentro se encuentran disponibles en
www.jornadaspymes.com.