Un estudio de Gartner advierte que más del 70% de las iniciativas de ERP recientes no cumplen con sus objetivos. En este contexto, SEIDOR Argentina elaboró una guía para pymes con recomendaciones prácticas para reducir riesgos, calcular el costo total y asegurar la adopción del sistema.
En 2024, el 88% de las pymes argentinas declaró que invertiría en digitalización. Y aunque muchas veces las ideas están y el presupuesto también, las implementaciones no cumplen con los objetivos de negocio. Según la investigación de
Gartner predice que, para 2027, más del 70 % de las iniciativas de ERP implementadas recientemente no lograrán cumplir plenamente con sus objetivos comerciales originales. Esto se debe principalmente a que la historia de las iniciativas de ERP está plagada de grandes proyectos fallidos. Muchas de ellas, en el pasado, se han emprendido para implementar sistemas monolíticos basados en suposiciones impulsadas por TI; y, además, la aparición de los negocios digitales, junto con la baja tasa de éxito de estas iniciativas, ha hecho que el ERP pierda atractivo para el mejor talento.
Por estos motivos, al momento de digitalizar la PYME es fundamental encontrar el aliado tecnológico que acompañe este proceso, alineado a los objetivos de negocio. "
Elegir un ERP no es comprar software: es definir cómo vamos a trabajar de ahora en más. Conviene traducir los 'dolores' en indicadores —días de cierre, exactitud de inventario, OTIF— y evaluar opciones con evidencia, pilotos y un plan de adopción por etapas. Las pymes que abordan el ERP como un proyecto de negocio —con indicadores, responsabilidades y comunicación— logran resultados medibles en meses, no años", sostiene
Juan José Sobrino, director comercial de
SEIDOR.
Es por esto que desde
SEIDOR Argentina realizaron una guía orientada a pequeñas y medianas empresas que buscan profesionalizar su gestión mediante un sistema ERP, ayudando a organizar la decisión con un enfoque neutral, centrado en procesos, análisis de costo total y adopción por parte de los usuarios, con el objetivo de disminuir riesgos y acelerar el retorno.
Cómo escoger con menos riesgo (paso a paso):
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Diagnóstico: mapear procesos críticos y priorizar requisitos imprescindibles vs. deseables; limpiar datos.
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Requerimientos y RFP: matriz con ponderaciones por módulo; integraciones (APIs), seguridad y cumplimiento fiscal local.
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Tecnología y despliegue: decidir entre nube u on-premise para continuidad, escalabilidad y gobierno de datos; evitar sobre-personalizaciones.
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Coste total (TCO): licencias/suscripciones, implementación, integraciones, migración, formación y soporte.
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Partner e implementación: experiencia sectorial, equipo y niveles de servicio; plan por fases con hitos y gestión del cambio.
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Métricas y adopción: KPIs de negocio (productividad, errores, inventario, lead time); capacitación por roles y patrocinio ejecutivo.
Entre los criterios clave desde la empresa se recomienda ponderar los siguientes puntos claves: profundidad funcional por industria, facilidad de integración vía APIs, analítica y BI, capacidades de automatización/IA, experiencia de usuario, soporte local y disponibilidad de ecosistema. En costos, se propone calcular el TCO (licencias o suscripciones, implementación, integraciones, infraestructura, soporte y actualización) y contrastarlo con beneficios operativos esperados. Asimismo, alertar sobre errores frecuentes: sobre-personalizar sin necesidad, subestimar la calidad de datos, decidir solo por precio o por una demo generalista, y no asignar un equipo interno con liderazgo ejecutivo y usuarios clave.
Seleccionar un ERP es una decisión de negocio, no solo tecnológica. La elección correcta es la que resuelve dolores concretos hoy y puede escalar mañana; el éxito no se mide por la lista de funciones, sino por la adopción y el impacto comprobable en productividad, costos, trazabilidad y cumplimiento.