Aunque promocionar una marca mediante artículos tangibles no es un concepto nuevo, su potencial ha crecido gracias a la tecnología, que permite personalizar y diversificar las experiencias con las marcas.
A través de objetos útiles y bien diseñados, negocios de todos los tamaños pueden integrarse en la vida cotidiana de las personas, fortaleciendo su identidad: se calcula que 9 de cada 10 consumidores recuerdan una marca después de recibir un producto promocional, según la Promotional Products Association International (PPAI). Además, el 80% de ellos recuerda más el mensaje de una marca cuando lo asocia con un artículo físico, lo que demuestra su potencial para fortalecer la identidad de las marcas.
En un entorno saturado de estímulos, las marcas ya no pueden conformarse con lo que siempre ha funcionado. Necesitan pensar fuera de lo convencional, encontrar nuevas formas de conectar emocionalmente con sus audiencias y destacar con identidad propia.
En ese sentido, el merchandising de marca vuelve a posicionarse como una herramienta poderosa para dejar una impresión duradera.
“Los artículos promocionales van más allá de generar un impacto visual consiguiendo establecer una conexión con el consumidor. Estos objetos, cuando son cuidadosamente diseñados y alineados con la identidad de la marca, pueden transformar a los consumidores ocasionales en embajadores leales. Además, su capacidad para permanecer en el día a día de las personas, manteniendo la marca en su mente de manera constante, los convierte en una herramienta esencial para fortalecer la relación a largo plazo”, señala
Jaume Carrera, experto en tecnologías de impresión UV de Roland DGA para Suramérica.
Para Carrera, el brand merchandising debe verse más allá de simples regalos promocionales.
“Cuando se realiza de manera estratégica, tiene el poder de convertirse en una extensión tangible de la marca. Artículos como camisetas, mochilas, tazas o accesorios personalizados sirven como recordatorios físicos de la marca, pero también pueden funcionar como embajadores itinerantes de la misma. La clave está en crear productos que los consumidores usen, disfruten y valoren”.
En ese sentido, y apoyando estas tendencias, la tecnología ha ampliado sus posibilidades, permitiendo utilizar diversas superficies y materiales. Por ejemplo, con la impresión UV, las marcas logran imprimir su huella en una infinidad de artículos promocionales que refuerzan su identidad y generan un impacto memorable en sus clientes.
Esta tecnología permite imprimir directamente sobre una amplia gama de materiales, como madera, metal, plástico y vidrio, ofreciendo acabados de alta calidad y durabilidad con colores vibrantes y detalles precisos. Además, permite la creación de texturas y efectos 3D, añadiendo un valor agregado a los productos promocionales, y captando la atención del público objetivo.
Entre las soluciones más accesibles y versátiles destacan los modelos compactos de impresión UV, como la BF-16 de Roland DG, que permiten producir piezas promocionales personalizadas en espacios reducidos, con acabados profesionales y adaptabilidad a diferentes volúmenes de producción. Esta propuesta resulta especialmente útil para marcas emergentes o equipos de marketing que buscan autonomía y flexibilidad en sus campañas.
“Para las pequeñas empresas, la impresión UV representa una oportunidad accesible para diferenciarse en el mercado. Con inversiones relativamente bajas, es posible personalizar productos en pequeñas tiradas, adaptándose a las necesidades específicas de su público objetivo. Esto mejora la percepción de las marcas y permite competir en igualdad de condiciones con empresas de mayor tamaño”, concluye el ejecutivo de Roland DGA.
La personalización ya no es exclusiva de grandes presupuestos, ni de grandes jugadores. Las pequeñas empresas también pueden beneficiarse enormemente de esta estrategia. Con soluciones compactas y accesibles, y con impresoras UV, las marcas emergentes y los negocios locales también pueden crear materiales promocionales de alto impacto, sin depender de grandes tirajes ni procesos complejos.
En un entorno saturado de opciones, diferenciarse como marca se ha vuelto una necesidad. Hoy, ofrecer un buen producto o servicio ya no es suficiente; también es clave lograr que las personas se interesen y permanezcan atentas a lo que se propone.