Transcendió que la gestión oficial ya habría decidido la norma de TV digital para el país. Tras 5 años de dilatación se habría elegido la europea. Es la que apoyan las telefónicas. Atrás quedó la de EEUU.
Cuando el foco de las miradas están puestas en otros temas del mercado de telecomunicaciones, léase el posible ingreso de las telefónicas a la TV por Internet, transcendió que el Gobierno ya habría tomado la decisión de por cual norma de TV digital optar.
Según el Diario El Cronista, fuentes vinculadas a las negociaciones aseguraron que la gestión de Néstor Kirchner ya inclinó la balanza en la definición por la norma de televisión digital. La elección se viene postergando desde 2005 y generó uno de los lobbies más fuertes de la actividad.
La administración de Kirchner habría resuelto optar por el estándar europeo o DVB (Digital Video Broadcasting), que en el país es defendido por las telefónicas y algunas fabricantes de teléfonos celulares. Habrían quedado así en el camino la norteamericana ATSC (Advanced Television Systems Committee) y la japonesa ISDB (Integrated Services Digital Broadcasting), impulsadas por el Grupo Clarín y la fabricante de equipos Nec, respectivamente.
Como telón de fondo de la elección de la DVB está nada menos que la estrecha relación entre el gobierno argentino y el de José Luis Rodríguez Zapatero.
Los impulsores de la europea fueron recibidos públicamente por Kirchner el 16 de noviembre del año pasado. Con Gerardo Werthein a la cabeza –ejecutivo del holding familiar que tiene el 48% de Telecom Argentina y vicepresidente de la compañía de telecomunicaciones–, una comisión en la que también participaron ejecutivos de Telefónica de Argentina le llevaron una demostración al presidente a la Casa Rosada. Semejante llegada fue todo un logro para los defensores del estándar europeo, evolución del actual PAL-N.
Sea cual fuera la norma que se termine imponiendo, lo que este nuevo sistema de ver televisión promete es una multiplicación de los canales –gracias a la tecnología digital que permite comprimir los datos– y la posibilidad de agregar interactividad, como comercio on line o juegos en red. Además, facilitará la transmisión a los celulares y a otros dispositivos móviles, merced también a la posibilidad de convertir la información en pequeños paquetes que ocupan menos ancho de banda.
Pero lo que explica la batalla comercial es el gigantesco negocio en equipos e infraestructura, tanto para la renovación del parque de televisores, como para la modernización de los canales.
El país autor de la norma recibirá cifras millonarias en concepto de regalías, beneficio que explica las seductoras promesas de inversión en el país que han hecho cada uno de los bandos en disputa. Entre los argumentos de conquista no faltó nada: desde la posibilidad de fabricar equipos en el país para vender al mercado norteamericano, hasta descuentos en los royalties o subsidios para afrontar la compra de equipos.
Como una historia sin fin, que la decisión haya sido tomada no significa que sea inamovible. Para los perdedores, hay demasiado en juego para no hacer un esfuerzo más.
Fuente: El Cronista