Aunque aún se vislumbra como una tecnología de nicho, cada vez más instituciones y organizaciones se benefician de las supercomputadoras, que son implementaciones de HPC cuyas capacidades permiten enlistarlas entre los equipos más poderosos del mundo.
Por Nicolás Cánovas, director general de AMD para Spanish South America
Previo a la pandemia se vislumbraba una curva de adopción tecnológica constante, pero en los últimos años se ha observado un incremento sin precedentes, ya que, al convertirse el trabajo remoto en la regla en vez de la excepción, la tecnología se convirtió en una plataforma fundamental para personas y empresas.
La digitalización acelerada plantea nuevos retos y oportunidades alrededor del flujo y el valor de la información, lo cual requiere de tecnologías capaces de generar y distribuir inteligencia desde el mismo origen del dato, ayudando a procesar y transmitir grandes volúmenes de valiosa información. En este escenario, la nube se presenta como la gran opción que permite la aceleración de procesos, libertad y flexibilidad, un espacio bien administrado, inmediatez e innovación.
Según
Statista, en la actualidad existen casi 7.2 millones de centros de datos en el mundo y las proyecciones de IDC para este año arrojan que más de la mitad de las empresas en Latinoamérica integrarán la gestión de la nube. Además, se espera que para 2025 más del 90% de las nuevas aplicaciones sean nativas en la nube.
Para poder desbloquear todo ese potencial que la nube ofrece, estos grandes centros de datos requieren capacidad de procesamiento de muy alto rendimiento, pero al mismo tiempo existe el desafío de los espacios físicos y la cantidad de energía requerida.
AMD ha demostrado tener el liderazgo en computo de alto rendimiento (HPC) y virtualización con los mejores niveles de performance y seguridad, contando, además, con claras ventajas tecnológicas que permiten la máxima consolidación de recursos.
Estos beneficios permiten a sus socios y clientes desarrollar soluciones de todo tipo y dimensionamiento en áreas de investigación clave como la fabricación, las ciencias de la vida, servicios financieros, investigación climática, educación
STEM, comunicaciones y en realidad en todo ámbito que se requiera performance y optimización de costos, energía y reducción de emisión de gases.
En hiper convergencia (HCI), la adopción de soluciones
AMD EPYC está mostrando una aceleración muy marcada, no sólo por su mayor paralelismo y concentración de recursos, optimización de costos y licenciamiento junto a las características de seguridad, siendo este otro de los motivos por el cual todos los CSP están contando con infraestructuras potenciadas con
AMD EPYC.
Hoy en día, la supercomputadora más poderosa del planeta está potenciada con procesadores
AMD EPYC y con aceleradoras
AMD INSTINCT triplicando el poder de cómputo de la segunda posición y al mismo tiempo consumiendo 29% menos energía.
El cómputo de alto rendimiento es esencial para nuestra vida diaria. Su consolidación se acelerará con la creciente adopción de servicios en la nube, acelerando así la transformación digital hacia nuevas industrias y experiencias, como también la transición de soluciones de supercomputación a exaescala y la adopción generalizada de la IA desde el Edge hasta la nube.
Aunque aún se vislumbra como una tecnología de nicho, cada vez más instituciones y organizaciones se benefician de las supercomputadoras, que son implementaciones de HPC cuyas capacidades permiten enlistarlas entre los equipos más poderosos del mundo. Estas tecnologías están madurando a pasos agigantados, abriendo una oportunidad de innovación crítica que está acelerando la historia.