Cada año electoral vemos florecer un sinfín de cartelería política en los muros y calles de cada ciudad, lo que nos recuerda el carácter público y activo de los espacios que habita toda la comunidad. Sabrina Ayi explica por qué conviene implementar el marketing político en la Publicidad OOH.
Por Sabrina Ayi
Desde Ayi Publicidad OOH, en los últimos 10 años, hemos dado soporte a estas campañas de marketing político, ideando y proyectando, a través de diversos formatos tales como:
Buses, Grandes Formatos, Ruteros, Vallas y mobiliario urbano,
en más de 10 provincias argentinas. La importancia de implementar un circuito nacional de carteles, puede significar el éxito de una campaña electoral.
Si bien el acceso y la democratización de internet en las últimas dos décadas ha modificado nuestra percepción y reforzado la primacía del lenguaje audiovisual, el póster político ha sabido reinventarse y ganar espacio aún en la era digital. Sucede que la cartelería se constituye como una potente herramienta de difusión: la asociación e identificación con una pancarta política implica una llamada a la participación activa mediante el voto.
La cartelería política se elige por su valor estético y sus propósitos persuasivos además de la unidad estética que caracteriza a las campañas en general. Identificarse con un slogan significa también la afiliación a una imagen, unos colores, cierta tipografía y composición.
Una campaña política exitosa es aquella que logra una fuerte afinidad por una composición característica que remite a los lineamientos simbólicos de cierto partido, fácilmente identificables.
El ejemplo más contundente, quizá, de esta vinculación estilística entre manifiesto político e imagen se desarrolló en la antigua Unión Soviética, que si bien no inventó el cartel propagandístico, perfeccionó sus elementos hasta incorporarlo como vanguardia en la historia del arte.
El constructivismo ruso supo hacer un arte basado en la simplicidad, las líneas puras y las formas geométricas, algo que, sin dudas, heredó el diseño gráfico de la cartelería actual.
Pensar actualmente en el marketing político es también entender a la imagen de manera cercana al diseño empresarial. Conociendo los recursos disponibles en materia visual es posible maximizar su eficacia comunicativa:
“La creación de imágenes políticas forma parte de un desarrollo estratégico donde se hace uso de dispositivos simbólicos que pueden construirse con mensajes tanto visuales como verbales para que el público identifique determinados atributos favorables con un individuo, organización, fenómeno o causa (Lalancette y Raynauld, 2017).”
Otro ejemplo interesante para pensar este fenómeno gráfico, es el sucedido durante las elecciones presidenciales de 2008 cuando las calles y redes sociales de Estados Unidos conocieron la exitosa campaña «Hope» – “Esperanza” – de la cruzada electoral de Obama. Diseñado por ShepardFairey, su audaz diseño muestra una simple paleta de colores azul, rojo y beige. Su iconografía evoca cierto tratamiento que recibieron las imágenes durante el auge del pop art, introduciendolas fácilmente en el imaginario social y en la memoria colectiva.
La investigadora María Teresa Plazas Olmedo, respecto a la imagen en campañas política afirma que:
“Esta simplicidad las hace más propensas a ser accesibles emocional e intelectualmente a su público objetivo y a públicos colaterales, y también incrementa su capacidad para impactar y obtener eco en la cobertura política de los medios tradicionales.”
Como vemos, una campaña política bien pensada en términos de imagen y composición no solo posee la capacidad de impactar en los votantes inmediatos, sino también la posibilidad de perdurar hondamente en el imaginario social. Los espacios de publicidad exterior, elegidos estratégicamente en un circuito nacional, pueden significar el éxito rotundo de una campaña electoral.