Luego de una semana llena de actividades con proyecciones, talleres, charlas y shows, terminó la segunda edición del Festival Internacional de Cine que se llevó a cabo en las ciudades de Río Grande, Tolhuin y Ushuaia, Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
La segunda edición de FICSUR se llevó a cabo del 15 al 22 de marzo y tuvo como madrina oficial a la reconocida actriz Julieta Diaz. Con el eje en las MUJERES, participaron más de 80 películas de 20 países. FICSUR está pensado como un importante espacio de encuentro cultural e industrial de los países del Sur del mundo, y es anfitrión del mejor cine mundial desde la perspectiva del Sur. Los ganadores fueron los siguientes:
COMPETENCIA INTERNACIONAL DE FICCIÓN: Jurados: Laura Novoa, Nina Rodríguez, Luciano Monteagudo
MEJOR LARGOMETRAJE FICCIÓN: Las hijas del fuego de Albertina Carri/ ARGENTINA
Por ser un proyecto autogestionado en su totalidad por mujeres y auténticamente independiente en varios sentidos, Las hijas del fuego es una película que asume con coraje y con placer la decisión de atacar la mirada hegemónica heteronormativa. Su valor subversivo y anti-patriarcal se extiende también al campo del cine, en tanto cuestiona las narrativas convencionales, ya sean las del cine de ficción o las del porno, al que también pone en crisis, al descubrir una variedad de cuerpos sumamente necesaria dentro de una sociedad donde la diversidad es vista como algo peligroso.
MEJOR DIRECCIÓN: Dominga Sotomayor (por Tarde para morir joven) / CHILE
MEJOR ACTRIZ: Grace Passó (por Plaza París) / BRASIL
MEJOR ACTOR: Gonzalo Delgado (por Belmonte) / URUGUAY
MEJOR FOTOGRAFÍA: Arauco Hernández y Analia Pollio (por Belmonte) / URUGUAY
MEJOR MONTAJE: Marta Hernaiz (por La caótica vida de Nada Kadić) / MÉXICO
MEJOR DIRECCIÓN DE ARTE: Alejandro Castiglioni y Nicole Davrieux (por Belmonte) / URUGUAY
MEJOR MÚSICA: vacante
COMPETENCIA INTERNACIONAL DOCUMENTAL
Jurados: Andrea Hock, Ela Bittencourt, Antonella Costa
MEJOR LARGOMETRAJE DOCUMENTAL: Ausencia de mí de Melina Terribili/ ARGENTINA
Por ser un retrato conmovedor de un período crucial de Latinoamérica que,
por la extrema sensibilidad y la destreza técnica de su lenguaje, inspira profundas reflexiones sobre nuestro presente.
MEJOR DIRECCIÓN: Kiko Goifman - Claudia Priscilla (por Bixa Travesty)/ BRASIL
MEJOR FOTOGRAFÍA: Leonardo Val (por La huella de Tara)/ ARGENTINA
MEJOR MONTAJE: Laura Fong-Prosper (por Unfinished sentences) TRINIDAD Y TOBAGO_JAMAICA
MEJOR MÚSICA: Michael Allen (por In the land of wolves) AUSTRALIA
COMPETENCIA ÓPERAS PRIMAS DIRECTORAS ARGENTINAS
Jurado: Laura Astorga, Natalia Smirnoff, Ruth Fischerman
MEJOR PELÍCULA: Foto Estudio Luisita de Sol Miraglia y Hugo Manso
Por transformar y convertir un film en un acontecimiento, con un relato honesto, íntimo, aprovechando la investigación de la película para realizar un homenaje a sus protagonistas, y también a una época de la Argentina que ya no existe pero que está en estos negativos pintados, compuesta de inmigraciones y mezclas de costumbres algo olvidadas.
MENCIÓN ESPECIAL DEL JURADO: Familia Sumergida de María Alché.
Por su relato maduro de gran libertad narrativa, su excelente nivel de actuaciones y de los distintos rubros de realización.
COMPETENCIA INTERNACIONAL DE CORTOMETRAJES
Jurados: Blanca Lewin, Diego Trerotola, Paloma Contreras
MEJOR CORTOMETRAJE: Bicicletas de Cecilia Kang / ARGENTINA
El corto encuentra un tono para contar la cotidianidad de la protagonista, sus tribulaciones en la relación sentimental, de una manera donde los sentimientos tienen sus matices, donde se esquiva el didactismo fácil del cuento moral y hasta hay lugar para el humor. Bellamente filmado, se destaca en el corto la irrupción de una banda y una canción como una secuencia que concentra su sutileza estética.
INNOVACIÓN ARTÍSTICA: La chica con dos cabezas de Betzabé Garcia/ MÉXICO
El corto plantea una visión lúcida y muy contemporánea sobre el cuerpo, el deseo, la familia y la violencia, siempre con perspectivas abiertas en sus diálogos físicos y verbales entre mujeres. Sin quebrar su propio estilo, que combina formatos de registro casero con otros encuadres de tradición más cinematográfica, el corto atraviesa lo documental, lo ficcional, lo experimental y lo poético, manteniendo siempre la misma intensidad a cada paso.