Luz Márquez, docente de la carrera de Cine de Animación y Postproducción de la Escuela Da Vinci, obtuvo junto a su equipo, una mención de honor en la cuarta edición del festival internacional de cine. El corto combina técnicas de animación con live action.
Un cineasta puede contar la infancia desde infinitas perspectivas, y hacerlo desde la combinación de animación y live action es el modo que encontró Luz Márquez, docente de la carrera de Cine de Animación y Postproducción de Da Vinci: mediante el corto "Silencio Siesta", ella y su equipo obtuvieron una Mención de Honor en el festival PanaFest 2018, celebrado en Los Ángeles, Estados Unidos.
"Silencio Siesta surgió hace muchísimo, cuando estudiaba cine. Quedó en un cajón, como un guion más. Después volvió a salir, pero transformado en otra cosa", recordó Márquez. Y agregó: "Me obsesioné con que hubiera tres técnicas de animación y que respondieran a los puntos de vista de los niños".
La filmación ideada en 2014 cuenta la historia de Rosa, Antonio, y Horacio, tres chicos de 10 años que, en Chilecito, La Rioja (ciudad donde nació la realizadora), tratan de hallar "refugio o alternativa en la magia" mientras los adultos duermen la siesta. Donde el silencio es rey durante esta rutina diaria, solo la magia puede aparecer en escena para llevarlos a la aventura y alejarlos del aburrimiento.
En el corto interviene tanto la técnica de stop motion como el modelado 3D y motion graphics: cada animación dice algo propio, a la vez está integrada en el ida y vuelta que los niños tienen en la carpintería, su escondite secreto, con la criatura llamada "Maderito".
Junto al otro director, Lucas Saporosi, y el docente Emiliano Enríquez, la también guionista del corto diseñó "esa combinación que en la narrativa era simple, pero en la realidad se volvía algo muy ambicioso". "Hacer el scouting nos sirvió para relevar muchísimos objetos de la carpintería y encontrar la morfología del personaje final. Hicimos diferentes ilustraciones con opciones de diseños hasta hallar a Maderito", explicó Márquez.
En este marco, los profesionales que se sumaron al equipo supusieron una complejidad extra al utilizar distintos programas para obtener una figura en 3D. La directora indicó: "El modelo se hizo en 3ds Max y también pasó por ZBrush. Luego, rig y animación se hizo en Maya. Por último, el render salió con Redshift en Cinema 4D". Y añadió: "La composición final se realizó con After Effects, donde sumamos algunas cuestiones de ambiente para terminar de integrarla al escenario".
Sin embargo, la interacción con el personaje "fue más simple de lo pensado", ya que, al ser niños, a los actores les resultaba "un juego" la cuestión de imaginarse a la criatura. "Usamos elementos croma y cosas que facilitaran la post, pero los chicos estaban en el set", afirmó la docente de Da Vinci.
"Para mí, la animación es un modo de registro. Hay cosas que no pueden contarse si no es con animación; es algo orgánico. Me gustaría seguir pensando en combinar técnicas y que haya más material audiovisual así", concluyó Márquez.