El gobierno de la Ciudad envió a la Legislatura un proyecto para retirar los carteles colocados al frente de los comercios. Busca regular la publicidad exterior y contempla también la eliminación de las marquesinas. Ya hay polémica.
El gobierno de la Ciudad envió a la Legislatura porteña un proyecto para retirar los carteles que están colocados al frente de los comercios con el propósito de ordenar visualmente el espacio, una iniciativa que generó rechazo desde el sector de la industria del letrero, que denunció que la medida perjudicará el trabajo de 2300 talleres.
El proyecto para regular la publicidad exterior de la Ciudad, que contempla también la eliminación de las marquesinas, ingresó a la Legislatura en mayo pasado, tras ser girado por el ministro de Ambiente y Espacio Público, Juan Manuel Piccardo, y está en debate en la Comisión de Protección y Uso del Espacio Público.
La medida, según sostiene en su artículo primero, "tiene por objeto regular las condiciones a las que deben someterse las instalaciones y actividades publicitarias visibles desde el espacio público, con el fin de proteger, promover y mejorar los valores del paisaje urbano y de la imagen de la Ciudad".
"A tal efecto, quedan sometidas todas las instalaciones y actividades publicitarias de carácter público y privado susceptibles de atraer la atención de quienes se encuentren en espacios abiertos, transiten por la vía pública, circulen en medios privados o colectivos de transporte y, permanezcan en lugares o ámbitos de uso común", añade.
Tomás Pastalanga, director general de Políticas y Desarrollo del Espacio Público, dependiente del Ministerio de Piccardo, dijo que el nuevo código de publicidad implicará "una reconversión urbana importante" que tendrá un plazo de adecuación para los comerciantes de entre 90 y 180 días.
El funcionario explicó que la iniciativa "pone distintas restricciones acerca de dónde y cómo se debe poner la publicidad" en los comercios muy distintas a las existentes y destacó que en la actualidad rige una ordenanza que regula esta actividad que "es laxa y permisiva"
"Esta ordenanza generó que incluso aquellos actores que tenían la voluntad de ajustarse a ella, fueron obligados a pasarse a una lógica perversa para sobresalir en el espacio frente a sus pares", aseveró.
Añadió que "el desafío que implica el proyecto es enorme" y auguró porque "la Ciudad pueda darse el tiempo en la Legislatura para debatir esta política de estado"
En el artículo quinto, fija que "toda aquella publicidad visible desde la vía pública que no se encuentre expresamente autorizada en la presente ley o en sus normas reglamentarias, se encuentra prohibida, y quien la realice será pasible de las sanciones".
Con este escenario, la Cámara Argentina de la Industria del Letrero (CAIL) consideró que el proyecto "aniquilaría a un sector que abarca un mercado de 2300 talleres y a una trama de proveedores de 214.000 empleados, profesionales y empresarios".
Daniel Carnaghi, titular de la CAIL, aseveró que "este proyecto de Piccardo castiga a todos los comerciantes por igual ya que obliga a quitar el 100% de los letreros y propone que los nuevos carteles tengan un tamaño similar al de los cajeros automáticos", precisó.
"Hubo comerciantes que no se ajustaron a esta ordenanza y pusieron carteles más grandes y con mayor saliente", admitió, pero reclamó que "tampoco existió, desde el Gobierno de la Ciudad, un sistema de control e inspección" frente a esas infracciones.
"Como fabricantes de letreros, al ser los nuevos tamaños tan chiquitos, nos están sacando del mercado porque el 90% de nuestro trabajo desaparece", remarcó.
Por último, destacó que "para el comerciante, los letreros, son la única posibilidad de publicitar que tienen, ya que no pueden acceder a las pautas de radio o TV, por lo elevado de sus costos. A la vez, los letreros, con sus luces, generan seguridad y dan vida a las calles".