Lo aseguró Ana María D’Onofrio quien desde marzo está al frente del Grupo de Revistas La Nación. En la entrevista explicó las claves del éxito y hacia dónde va la editorial y cómo la mirada femenina cambió la forma de comunicar en los medios.
Cuando la vocación es innata, late fuerte desde joven. Ana María D’Onofrio se fue de su San Luis natal a estudiar a Mendoza, y mientras tanto, empezó a trabajar en Télam. Tenía 22 años y de eso ya pasaron 42. El viaje en el tiempo lo hace desde su escritorio en la redacción del Grupo de Revistas La Nación, desde donde comanda todas las publicaciones de la editorial hace ya más de cinco meses. Antes de eso trabajó en el diario La Nación desde 1996 hasta este año, primero como Adscripta y luego como Secretaria de Redacción. En aquel entonces, buscaban el aporte de su mirada, que venía del mundo de las revistas.
“Mis comienzos fueron en Atlántida, primero como cronista en la revista Somos, en la sección vida moderna, donde estuve hasta el ’82.De ahí pasé a Gente hasta el ’85, de donde me fui como jefa de redacción, y volví en el ’90 como Adscripta, previo paso por Para Ti”, rememora esta verdadera experta del mundo de las revistas, en la época de la Atlántida de Constancio Vigil, tiempos en los que la editorial parecía invencible.
“Cuando me llaman de La Nación, yo no tenía experiencia en diarios, aunque era eso lo que buscaban, que aportara mi mirada femenina”. A los pocos meses de ingresar pasó a ser Secretaria de Redacción y abría el diario todos los días, además de tener a cargo secciones. También la revista dominical e impulsó lanacion.com, que actualmente tiene una audiencia de 13 millones de usuarios únicos: “No es fácil hacer un diario… ¡pero mucho menos siendo mujer! Los diarios tenían mucha cultura masculina. De hecho, durante mucho tiempo no hubo baños de mujeres. Tuve grandes maestros: Escribano, Sopeña… Tuve que ‘revalidar títulos’, pero me trataron muy bien”, cuenta D’Ono- frio.
¿Cuál fue tu herramienta femenina en ese mundo de hombres?
Ana D’Onofrio: Cuando las mujeres llegamos a los diarios, aportamos no una mirada rosa ni de los temas frívolos, sino una forma particular de mirar la realidad que está ocurriendo. Ésa es la mirada femenina. Por supuesto siempre nos interesarán los temas que tienen que ver con nuestros hijos y el entorno, y con el mundo que les vamos a dejar. Eso forma parte de la mirada femenina, pero lo otro, esta nueva mirada sobre los temas que nos ocupan a diario, es contar esa información de manera distinta, más práctica, con más sentido común.
¿Hay una presión de poner un personaje en tapa para vender más o eso es más relajado con el nivel de suscripciones que tiene el Club La Nación?
A.D.: –Es verdad que tenemos que ser más vendedores, tener chispa y tocar temas que les interesen a los lectores. La Nación tiene muchas suscripciones, pero tiene sus principios y nunca ha transigido en eso: el objetivo es vender más, pero con calidad.
¿Cuál es la convergencia del periodismo de calidad con lo digital?
Tenemos distintas herramientas. Por ejemplo, el mes pasado lanzamos personajes.tv en la web, que tiene su espacio dentro de espectáculos, con más soltura y licencia como para poner temas de “toco y me voy”. Está vendido de una forma atractiva, pero con la calidad de La Nación. Los medios digitales tienen un atractivo inmediato, no siguen las mismas normas del diario en papel, que lo compro sin importar la tapa. A la web la leo si me engancha el título. Por eso lanacion.com fue tan premiada: tiene un norte que es el periodismo de calidad, con punch, buscando que la gente se interese, pero con calidad.
¿Cómo ves el futuro del papel?
Creo que el papel tiene capacidad de seducción todavía. Me parece que va a estar en nuestra capacidad para hacer cosas de calidad y originales. Cuando esto está, el lector lo reconoce. No importa el formato. Hay tanta información, que hay que trabajar en contenidos que agreguen valor. Eso vale para las revistas y los diarios y también los libros. Son ingredientes de todo lo que se ve en el kiosco en publicaciones reconocidas y exitosas.
Fuente: El Boletin