La empresa Teléfonos de México (Telmex), que pertenece al magnate Carlos Slim, y el consorcio Televisa están en pleito por el negocio de la televisión por cable. Televisa denunció a Telmex en la Comisión Federal de la Competencia y Slim dejó de publicitar en el grupo de medios.
Desde hace dos años unos discos rojos se distinguen entre la maraña de cables y antenas de las azoteas de México. No son muy grandes, pero esconden detrás la mayor disputa de los gigantes de telecomunicaciones en México.
La empresa Teléfonos de México (Telmex), que pertenece al magnate Carlos Slim, y el consorcio Televisa, que preside Emilio Azcárraga Jean, están en pleito por el negocio de la televisión de pago, al que la telefónica no ha podido entrar por limitaciones de su título de concesión de 1991.
Hace unos días, Televisa pidió a la Comisión Federal de Competencia investigar la participación de Telmex en Dish, la empresa de televisión de cable de los discos rojos.
Formalmente, Telmex actúa solo como un intermediario para el cobro de los servicios de Dish a través del recibio telefónico. Televisa no mira con buenos ojos a ese competidor.
La empresa conformada en 2009 por MVS y Echostar ha logrado captar un gran número de suscriptores rápidamente, hasta ahora en especial en estratos medios y bajos, con tarifas mucho menores a las de Sky o Cablevisión, que pertenecen a Televisa.
La compañía de televisión satelital apunta ahora tambien a sectores de más poder adquisitivo, en su mayoría suscriptores de Sky, con nuevos paquetes que incluirían el acceso a canales de televisión abierta, entre ellos los de Televisa.
Ofrecer televisión de pago es un objetivo de Slim, pero hasta ahora no ha podido hacerlo por las limitaciones del título de concesión que le otorgó el gobierno cuando privatizó hace dos décadas la empresa pública de telefonía.
En medio de la disputa con Televisa, el conglomerado de Slim decidió esta semana dejar de anunciarse este año en el grupo Televisa, el mayor grupo de medios de comunicación en español.
El anuncio fue hecho el viernes por el vicepresidente de la televisora, Alonso de Angoitia, al dar a conocer los resultados de la compañía y las perspectivas para 2011.
La publicidad del consorcio de Slim, con empresas como Telmex, Telcel, la cadena de tiendas Sanborns y el grupo financiero Inbursa, representó en 2010 el 3,8 por ciento de las ventas de Televisa en televisión abierta y el 1,5 por ciento de sus ingresos totales consolidados.
Según el portavoz de Slim, Arturo Elías Ayub, la decisión de retirarse se debió a que no hubo acuerdo por las tarifas. Elías, que no sólo es mano derecha de Slim sino también su yerno, dijo que se podría reconsiderar la decisión si Televisa redujera el costo.
Pero nadie ignora que detrás hay mucho más que la discusión de una pauta publicitaria. Telmex lleva años pugnando por un cambio en su título de concesión que le permita ofrecer servicios de televisión de pago.
Sus competidoras del sector de la televisión ya ofrecen servicios de banda ancha, pero, a la inversa, la televisión está vedada para Telmex. La telefónica, a su vez, es cuestionada por sus competidores en el sector de telefonía como empresa dominante.
Esa semana Telmex publicó dos días seguidos avisos en la prensa mexicana en los que negaba cualquier participación directa o indirecta en el capital de Dish, aunque mostraba su deseo de dar un paso más si le dieran la autorización.
Desde 2006, la telefónica no ha conseguido avanzar en su objetivo de brindar televisión. El gobierno mexicano no ha querido modificar el título. "Le ponemos velitas cada año", dijo Slim en enero, en una reunión con periodistas.
El freno "lo único que provoca es retraso en la tecnología, en los beneficios al consumidor, es dar menores alternativas", manifestó.
Una demanda es que Telmex se abra para que sus competidoras puedan usar con bajo costo su infraestructura de telefonía en las zonas más rentables.
Pero Telmex, que tiene presencia en todo el país y es la única empresa que llega a las zonas más apartadas, señala que ha hecho enormes inversiones en el sector.
Este año el grupo de Slim invertirá en México 44.650 millones de pesos (unos 3.720 millones de dólares), de los cuales el 40 por ciento será para telecomunicaciones. El negocio es demasiado jugoso para que no haya disputa.